lunes, 8 de diciembre de 2008

Grave acusación de un genocidio guerrillero

Sin un antes ni un después. El silencio de Salvador Sánchez Cerén sigue intacto. El pueblo pide una explicación, no se haga el sordo ante el clamor de cientos de familias que reclaman por la ejecución de excombatientes de las FPL, asesinados por manos de sus propios compañeros de armas.

Escrito por Claudio M. de Rosa
Columnista de LA PRENSA GRÁFICA

“Antes que nada quiero pedirle una explicación, señor (Sánchez Cerén). Quiero que me diga por qué mataron ustedes a nuestros hijos combatientes.” Todos merecemos la verdad ante estas acusaciones de brutales crímenes o una sanción por injuria.

“Grandeza y miseria en una guerrilla, informe de una matanza”, libro de Geovani Galeas y Berne Ayalá, relata descarnadamente “las ejecuciones de 300 combatientes” y otros “306 civiles, colaboradores de la guerrilla, familiares de combatientes y milicianos de la zona”, según cifras que Goyo habría recibido de Mayo Sibrián. Se asevera que estas muertes llegarían al millar. Una acusación tan grave y el macabro relato de brutales atrocidades merecen una muy seria respuesta de Sánchez Cerén, porque de no ser así debe demandar a los autores. También, el procurador de Derechos Humanos debe investigar y con los datos proporcionados, encontrar las fosas comunes y otros lugares donde enterraron a estas personas.

Los escalofriantes relatos describen brutales interrogatorios que incluyeron quebrarles las piernas y los brazos a algunos para que confesaran “traición”. Fue “una espantosa matanza de combatientes a manos de sus propios jefes, bajo la acusación de ser infiltrados”, en el frente paracentral del FMLN dominado por las FPL. Fueron “cientos de ejecutados por lapidación, degollamiento o garrotazos”, colgados o asesinados con un disparo a quemarropa. No solo los asesinaron en El Salvador, también hubo nefastas ejecuciones sumarias en Nicaragua, con “la colaboración de organismos de seguridad cubanos y sandinistas”. No condenemos a nadie de antemano, pero tampoco descartemos estos hechos porque es época electoral. Se debe investigar hasta aclarar todo: Dios mío, eran seres humanos.

Todo comenzó después de que detuvieron a Mayo Sibrián, quien en las torturas a que fue sometido por las fuerzas gubernamentales, le sorprendió cómo sabían tanto de cada movimiento y puntos de reunión de la guerrilla. Así entró en una desconfianza extrema y, después de pasar un tiempo en Cuba y países escandinavos, de regreso en El Salvador comenzó una cacería de brujas. No hubo límite alguno, jóvenes adolescentes que habían expuesto sus vidas por un ideal, otros que habían demostrado destrezas y valentía en combate, las fuerzas élite entrenadas en Cuba y Vietnam; no se escapó nadie. “El dogmatismo y la intolerancia (hacían) ver como traición cualquier disenso.” Si bien las FPL negociaron y “aceptaron la unidad de toda la izquierda y la alianza más amplia con sectores no marxistas-leninistas... ya finalizada la guerra, socialdemócratas y social cristianos fueron de nuevo considerados traidores y expulsados del FMLN ya controlado por las FPL y el Partido Comunista”.

Conmueve el caso de “Crucita”, Ethel Pocasangre Campos, joven psicóloga que fue docente en la UCA, a quien sus “compañeros de militancia la consideraban un ángel por su delicada belleza, su dulzura y su entrega a la lucha revolucionaria”. La torturaron, la tiraron en el suelo, “casi desnuda, sólo con un fustancito y el brasier”. La interrogaron y golpearon “con un gran garrote de guayabo”. Cuando ella negaba ser infiltrada “y les suplicaba que ya no la maltrataban, entonces le pegaban más duro”. “La arrastraron, y le dieron un tiro en la cabeza”.

El otro caso es el de su hermana, la doctora Isis Dagma, “quien se detectó quistes en las mamas... comunicó la situación a los comandantes de la zona y estos le respondieron que eso era más bien un problema ideológico, lo que... tenía era miedo.” Cuando la enviaron a Cuba ya era demasiado tarde. Murió poco tiempo después. Y así sigue la lista, donde se diezmaron familias, asesinando a todos sus hijos.

Los testimoniales señalan que las autorizaciones de estas masacres, un verdadero genocidio, las dio el candidato a la Vicepresidencia de la República por el FMLN. “Lo que produce estupor... son las respuestas que Sánchez Cerén enviaba: Cuando Mayo le decía, tenemos cuarenta capturados de las redes enemigas... la respuesta de Sánchez Cerén siempre era la misma: Ejecútelos”.

“Con precisión quirúrgica el caso del frente paracentral no fue incluido en los informes de la Comisión de la Verdad” y ya ejecutado Mayo Sibrián todo quedó cerrado. Pero, “las FPL realizaron una reunión muy importante en la iglesia de Las Vueltas, Chalatenango, en abril de 1992… (para) hablar del futuro político de la organización más poderosa del FMLN”. “Más de 10 cuadros de las FPL” tocaron le tema “más oscuro en la historia de esa organización: la matanza del frente paracentral”. Solicitaron “sancionar moralmente a los responsables para que no pudieran optar a cargos públicos de elección general”. La pregunta en La Sabana, que le hizo un padre a Sánchez Cerén, aún está sin respuesta: “Quiero pedirle una explicación, señor. Quiero que me diga por qué mataron ustedes a nuestros hijos combatientes”. Todos merecemos la verdad ante estas acusaciones de brutales crímenes o una sanción por injuria.

http://laprensagrafica.com/index.php/opinion/editorial/4828.html

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