Paolo Lüers*
Estoy cansado de escuchar y leer que el FMLN no tiene capacidad de manejar la economía, de defender y fomentar empleos y de atraer inversiones, porque en la guerra sus dirigentes causaron destrucciones y violencia.
Por más que lo repitan en editoriales, por más que lo digan una y otra vez Arturo Zablah y Fuerza Solidaria en incontables cuñas de radio y spots de televisión, sigue siendo una falacia. No sólo es falso, sino es peligroso, porque distrae la atención del verdadero peligro: No es por su pasado bélico que el FMLN constituye un peligro para el desarrollo económico y el bienestar del país, ¡es por su presente! Es por el desarrollo ideológico ortodoxo y el proceso interno autoritario del Frente en los últimos años. Durante la guerra, el FMLN era plural, hoy ya no. Durante la guerra, nunca el FMLN fue dominado por los comunistas, porque tenía un fuerte componente socialdemócrata. Hoy es un partido centralizado, autoritario, donde no caben los socialdemócratas y socialcristianos, que lo hicieron fuerte durante la guerra.
Haber peleado en la guerra no califica ni descalifica a nadie. Haber sido parte de una fuerza beligerante --lo que por lógica significa haber causado destrucción a la infraestructura productiva del país y violencia a las personas--, no significa que alguien no pudo convertirse en empresario exitoso, ministro capaz, estadista y demócrata.
Destrucción y violencia también ordenaron los fundadores de ARENA, los jefes militares y los empresarios que apoyaron grupos paramilitares. Esto nada tiene qué ver con la capacidad que hoy tienen políticos de izquierda o derecha de administrar al país y su economía.
Haber participado en la guerra no descalifica a nadie. Quien quiere hacer de la campaña electoral de 2009 la última batalla de la guerra civil de los años 80, sólo muestra que no ha entendido que esta guerra terminó sin vencedores y sin vencidos, y que esto es precisamente el fundamento de la paz y de la democracia de que gozamos.
Cuidado, quien descalifica a todos los que hemos participado en la insurgencia, declara enemigos también a un montón de sectores de izquierda que ahora son vitales para la defensa de la paz y del sistema político y social que construimos conjuntamente a partir de los Acuerdos de Paz. Si algo está ya claro es que la ARENA pura de la posguerra ya no tiene capacidad de ganar elecciones ni de gobernar.
Estamos de acuerdo: El Frente es el menos capacitado para defender el empleo, mucho menos en tiempos de crisis. El Frente y su candidato no podrán generar confianza, estabilidad, riqueza y justicia social. Pero, repito, no es por su pasado bélico, es por su presente. Es porque el Frente se está aliando con Hugo Chávez. Es porque el Frente y su candidato siguen viendo a los empresarios como enemigos. Es porque siguen soñando con un Estado que controla, interviene, regula todo. Es porque de esta manera crearán más burocracia, corrupción, fuga de capital, ineficiencia.
No es que no hay que regular. La actual crisis mundial demuestra los peligros de los mercados no regulados. No es que no hay que tener un Estado mucho más fuerte. Pero lo peor que puede pasar que lleguen a gobernar y desde el Estado intervenir la economía los que desprecian al mercado, los que se mueren por regular. Sería como caer en manos de un médico que quiere aplicar cirugía por principio, por el puro placer, no como último recurso.
Hablar de los comunistas que nos quieren confiscar nuestras casas y de los comandantes matavacas es el peor error que puede cometer quien no quiere que llegue al gobierno el Frente. Quien quiere convertir la campaña electoral en la última batalla de una guerra que no pudo ganar, va a terminar perdiéndola.
Esta batalla política-electoral no es entre derecha e izquierda, mucho menos entre los bandos que se enfrentaron en la guerra. Es entre los que quieren defender y perfeccionar la economía social de mercado y los que quieren sustituirla para experimentar con el Socialismo del Siglo XXI de Hugo Chávez, Daniel Ortega, Evo Morales y Rafael Correas, que no funciona sin autoritarismo político.
El Frente, si llega a gobernar, no aporta a resolver la crisis. La empeora. Sus medicinas serán peores que la enfermedad. Es como buscar a curanderos que estudiaron brujería en vez de medicina. Los dirigentes del FMLN y su candidato estudiaron ideología y retórica en vez de economía. Su discurso, por más que el candidato lo está disfrazando de moderado, está impregnado de revanchismo, resentimiento.
Ahí está el peligro, no en su pasado guerrillero.
*Periodista de origen alemán y editor de Siguiente Página.
http://www.elsalvador.com/mwedh/nota/nota_opinion.asp?idCat=6342&idArt=3092445
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