"El fraude nos ha permitido construir un consenso: esta lucha no es entre sandinistas y no sandinistas, es entre democracia y totalitarismo.”
La gente está diciendo: ‘¿De qué sirve la democracia si voy a votar y no me respetan mi voto?’ Esto no es por la Alcaldía de Managua.”
“Los inversionistas salvadoreños se han de mantener unidos. Si creen que cambios radicales de gobierno no les van a afectar se equivocan.”
Escrito por José luis Sanz/Adriana Valle
Eduardo Montealegre visitó ayer San Salvador para insistir en la denuncia de fraude en las recientes elecciones municipales de Nicaragua y anunciar nuevas acciones legales y ciudadanas en contra del gobierno sandinista,
El sábado el secretario nacional del Partido Liberal (PLC), Francisco Aguirre, propuso un pacto de gobernabilidad con el sandinismo. Usted se opone. ¿Cómo interpreta esa iniciativa?
El PLC ya desautorizó a Aguirre y dijo que fue un comentario personal. No podemos aceptar un acuerdo de gobernabilidad cuando el partido de gobierno o personas de ese partido se han confabulado con las autoridades electorales para cometer un fraude.
La propuesta sale de la cúpula del partido del que usted fue candidato de alianza. ¿Aguirre no debería de estar encabezando la estrategia de denuncia con usted?
En el pasado ha habido indicios de que algunos prefieren repartirse el poder en lugar de luchar por la democracia; sin embargo, la reacción de la población y de los mismos miembros del Partido Liberal ha sido sumamente negativa. No estamos dispuestos a negociar con el Frente Sandinista, porque el voto del pueblo no se negocia.
¿Descarta entonces totalmente la posibilidad de ese pacto?
No. Nicaragua siempre ha estado plagado de pactos, desde la conquista. Caciques haciendo pactos con los españoles, liberales con conservadores, Ortega haciendo pactos con Chávez, con Castro...
Ortega con Alemán...
Sí. Pero, ¿cómo podemos decirle a la población que nos respaldó, que fue a votar por nosotros: “Se robaron tu voto y ahora nos vamos a sentar con el que te lo robó”. Eso es buscar tranquilidad para los que hacen el pacto, pero no para el pueblo.
¿Qué expectativa tiene de que el jueves se apruebe en el Congreso la anulación de las elecciones?
El jueves vamos a ver si están los 47 votos para enviarlo a comisión.
¿Están unidos todos los partidos de oposición en esto?
La iniciativa de la anulación de las elecciones vino del primer vicepresidente del PLC y fue firmada por todos los diputados del PLC, incluyendo Francisco Aguirre, por los de nuestra bancada, por los tres del MRS y uno o dos independientes. No son simplemente unos cuantos. ¿Que va a ser difícil? Sí, va a serlo. Y algunos dicen que la ley la va a trabar la corte. Talvez. Pero aquí estamos hablando del poder, y Ortega no quiere soltar el poder.
¿Qué peso real puede tener la ciudadanía en esta situación?
Esta batalla se da porque la gente, el pueblo de Nicaragua, se siente atropellada por la cúpula orteguista, y no está dispuesta a irse a sus casas de forma callada. Más bien hemos tenido que calmarlos, porque lo que quieren es salir, protestar, enfrentarse con las turbas y pandilleros del Frente Sandinista.
Cuando habla de la gente, ¿también habla de sandinistas?
Sí. Aquí estamos hablando de liberales, de conservadores, de contras, del MRS, y de muchos sandinistas que hoy están decepcionados de Ortega y su cúpula. El fraude ha permitido comenzar a construir un consenso nacional que incluye a todas esas fuerzas políticas y a muchos independientes que antes talvez decían: “No, aquí no nos metemos”, pero que hoy dicen: “No podemos permitir que Nicaragua regrese a los ochenta”.
¿Qué escenario cree más probable en la Asamblea?
Que se paralice por un tiempo. Que no se apruebe el presupuesto, ni leyes importantes para el desarrollo económico, ni créditos... Aquí va a haber una lucha de poder para ver quién consigue los 47 votos para ver qué leyes se pasan y quién elige a la junta directiva el 9 de enero.
¿Tiene la oposición los 47 votos?
Estamos en 45, nos faltan dos. Pero está el ex presidente Bolaños, que es miembro de la Asamblea aunque no ha querido ir, y podría ser uno... Podemos hacerlo. Estamos cerca.
¿Esperan entonces que algún sandinista vote con ustedes?
Entre sus 38 diputados hay uno o dos, o tres, con alguna probabilidad de apoyarnos en algunas leyes.
¿Va a ser esta la principal línea de estrategia contra Ortega?
No. Tenemos que agotar las vías legales en Nicaragua con el Consejo Supremo electoral (CSE). El jueves se vence el plazo para que resuelva los recursos interpuestos.
Ahí no tiene muchas esperanzas.
No sé... Tenemos que ver qué presión le podemos poner. Porque a medida que nosotros vamos enseñando los datos del fraude aumenta la presión. Y hay también otros recursos legales, en las cortes, que también están controladas por el Frente obviamente, pero tenemos que hacerlo. Después está lo que la gente pueda hacer en las calles, manifestaciones... Y a escala internacional, en Centroamérica, en la OEA, en Naciones Unidas...
¿Por qué cree que ningún organismo internacional ha sido tajante al referirse a lo sucedido? Nadie ha hablado de fraude.
El Centro Carter ha expresado preocupación... Cuando dos cancilleres dicen que tuvieron una reunión “franca y sincera”, en lenguaje diplomático eso quiere decir que hubo golpes, que fue complicada. Cuando el Centro Carter habla de “preocupación” y dice: “Le estamos dando seguimiento a los eventos en Nicaragua”, quiere decir: “Estamos de acuerdo en que hubo un fraude masivo. Vean qué hacen”.
Y la OEA ha sido aún más diplomática, pero cuando los embajadores de América Latina en la OEA, con la excepción de Venezuela, pero incluyendo a Bolivia y Paraguay, rechazan una resolución propuesta por Nicaragua para poner sanciones al secretario general por haber expresado su preocupación por el resultado electoral, quiere decir que están preocupadísimos por el fraude.
¿Qué espera que logre esa presión internacional?
Lo único que queremos es un recuento acta por acta para que la población sepa dónde ganó y dónde perdió cada uno. La gente antes decía: “¿De qué me sirve la democracia si no hay qué dar de comer a mis hijos?” Hoy en día la gente está diciendo: “¿De qué me sirve la democracia si voy a votar y no me respetan mi voto?” Yo quiero que la gente confíe en la democracia. Esa es la lucha. Esto no es por la Alcaldía de Managua.
El CSE inicialmente había accedido a ese recuento acta por acta.
Era una manipulación. Nos ofrecieron ir a las 10 de la noche para sentarnos a revisar las actas. Y nosotros les dijimos que el fraude no solo fue en Managua, que una verdadera revisión tenía que ser con observadores internacionales, y que tenía que ser a la luz del día: no somos criminales ni pandilleros para andar reuniéndonos de noche. Lo que ellos querían es que yo dijera: “Vemos Managua y el resto del país que quede en manos de Ortega”. Era un dulce envenenado.
¿Qué reacciones espera de los países centroamericanos?
Esperamos que los gobiernos de Centroamérica, los parlamentos, los partidos, la empresa privada de Centroamérica, digan: “No podemos tapar el sol con un dedo” y que no crean que lo que ocurre en Nicaragua no les afecta y miren a otro lado. Sí, les va a afectar.
Si no se revierte el resultado, ¿buscaría la presidencia en las próximas elecciones?
Es muy temprano para eso.
Pero, ¿volvería a participar en unas elecciones dentro de este sistema, que usted ha calificado de “fraudulento”?
En 2010 toca cambiar a los magistrados del CSE y tenemos que poner otros que sí estén comprometidos con la democracia. Y tenemos que ver cómo se cambian algunos aspectos de la ley electoral para beneficio de la democracia... Somos realistas y sabemos que para eso se necesita el voto del Frente Sandinista y no se va a conseguir, pero la alternativa es el caos, así que tenemos que enfocarnos en los cambios mínimos que se puedan hacer para encaminar el país hacia la democracia. Y yo correré si es lo que pide el pueblo.
¿Han considerado la opción que tomó la oposición en Venezuela, de no concurrir a comicios?
No, fue un error. Los espacios políticos no se ceden, y si usted habla con muchos venezolanos, hoy en día te dicen que el mayor error de la oposición fue no haber participado. O eres espectador o juegas. El riesgo es que te roben, como nos pasó a nosotros, pero ante la población nosotros no perdimos, ganamos.
¿Qué grado de culpa cree que tiene el liberalismo en esta descomposición institucional que se está dando en Nicaragua?
Las cúpulas, que han cerrado espacios, querido controlar y manipular las votaciones internas de los partidos, esas sí tienen la culpa. Pero todos hemos cometido errores y ahora debemos mirar hacia adelante. Este fraude, como les decía, nos ha permitido comenzar a construir un consenso en que esta lucha es más allá que simplemente entre sandinistas y no sandinistas: es una lucha entre orteguismo y antiorteguismo: es decir, entre aquellos que creemos en la democracia y aquellos que creen en el totalitarismo. Esto ya no es lucha entre derecha e izquierda.
Lo dice como si fuese la oportunidad de romper con toda una tradición política en Nicaragua, más allá del sandinismo...
Es exactamente lo que estoy diciendo. Esto nos ha permitido un nuevo reenfoque político en Nicaragua. Personas que antes por diferencias personales o por intereses partidarios estaban en lados opuestos, ya sea dentro del mismo partido o de diferentes ideologías, están diciendo hoy en Nicaragua que la prioridad no es qué partido gane o quién es el candidato, sino si preservamos la democracia o si regresamos a un régimen dinástico. Y creo que eso al final, con nuevos actores, con una visión global más amplia, con mejores relaciones, va a permitir posiblemente un salto cualitativo de la manera de hacer política en Nicaragua.
En su visita a El Salvador se ha reunido con el sector privado. ¿Cuál ha sido su petición hacia ellos? Porque hay muchos salvadoreños que tienen inversiones en Nicaragua...
Es importante que los inversionistas salvadoreños, en primer lugar, se mantengan unidos. Si algunos creen que cambios radicales de gobierno no les van a afectar se equivocan: les van a afectar. Y si creen que se pueden proteger, han de saber que tarde o temprano te alcanzan. En segundo lugar, han de saber que, a pesar de los riesgos, Nicaragua es un país atractivo para la inversión, complicado hoy en día por el tema mundial y político interno, pero se ha visto que la inversión a largo plazo es sumamente productiva en el país.
¿Qué mensaje les daría a los nicaragüenses de cara a unos nuevos comicios electorales, si se mantiene este panorama?
Si hay unas nuevas elecciones, como debería de haberlas, que no tengan miedo, que vayan a votar. El oficialismo trató de intimidar a la gente, pero en esta elección fue a votar más gente que en las presidenciales. El que debería de estar preocupado es don Daniel Ortega, porque él sacó 170,000 votos y Alexis Argüello sacó 200,000.
¿Insinúa que puede haber una renovación de liderazgo en el Frente Sandinista?
El problema es que Nicaragua no es un ring de boxeo.
http://laprensagrafica.com/index.php/el-salvador/politica/3951.html
La gente está diciendo: ‘¿De qué sirve la democracia si voy a votar y no me respetan mi voto?’ Esto no es por la Alcaldía de Managua.”
“Los inversionistas salvadoreños se han de mantener unidos. Si creen que cambios radicales de gobierno no les van a afectar se equivocan.”
Escrito por José luis Sanz/Adriana Valle
Eduardo Montealegre visitó ayer San Salvador para insistir en la denuncia de fraude en las recientes elecciones municipales de Nicaragua y anunciar nuevas acciones legales y ciudadanas en contra del gobierno sandinista,
El sábado el secretario nacional del Partido Liberal (PLC), Francisco Aguirre, propuso un pacto de gobernabilidad con el sandinismo. Usted se opone. ¿Cómo interpreta esa iniciativa?
El PLC ya desautorizó a Aguirre y dijo que fue un comentario personal. No podemos aceptar un acuerdo de gobernabilidad cuando el partido de gobierno o personas de ese partido se han confabulado con las autoridades electorales para cometer un fraude.
La propuesta sale de la cúpula del partido del que usted fue candidato de alianza. ¿Aguirre no debería de estar encabezando la estrategia de denuncia con usted?
En el pasado ha habido indicios de que algunos prefieren repartirse el poder en lugar de luchar por la democracia; sin embargo, la reacción de la población y de los mismos miembros del Partido Liberal ha sido sumamente negativa. No estamos dispuestos a negociar con el Frente Sandinista, porque el voto del pueblo no se negocia.
¿Descarta entonces totalmente la posibilidad de ese pacto?
No. Nicaragua siempre ha estado plagado de pactos, desde la conquista. Caciques haciendo pactos con los españoles, liberales con conservadores, Ortega haciendo pactos con Chávez, con Castro...
Ortega con Alemán...
Sí. Pero, ¿cómo podemos decirle a la población que nos respaldó, que fue a votar por nosotros: “Se robaron tu voto y ahora nos vamos a sentar con el que te lo robó”. Eso es buscar tranquilidad para los que hacen el pacto, pero no para el pueblo.
¿Qué expectativa tiene de que el jueves se apruebe en el Congreso la anulación de las elecciones?
El jueves vamos a ver si están los 47 votos para enviarlo a comisión.
¿Están unidos todos los partidos de oposición en esto?
La iniciativa de la anulación de las elecciones vino del primer vicepresidente del PLC y fue firmada por todos los diputados del PLC, incluyendo Francisco Aguirre, por los de nuestra bancada, por los tres del MRS y uno o dos independientes. No son simplemente unos cuantos. ¿Que va a ser difícil? Sí, va a serlo. Y algunos dicen que la ley la va a trabar la corte. Talvez. Pero aquí estamos hablando del poder, y Ortega no quiere soltar el poder.
¿Qué peso real puede tener la ciudadanía en esta situación?
Esta batalla se da porque la gente, el pueblo de Nicaragua, se siente atropellada por la cúpula orteguista, y no está dispuesta a irse a sus casas de forma callada. Más bien hemos tenido que calmarlos, porque lo que quieren es salir, protestar, enfrentarse con las turbas y pandilleros del Frente Sandinista.
Cuando habla de la gente, ¿también habla de sandinistas?
Sí. Aquí estamos hablando de liberales, de conservadores, de contras, del MRS, y de muchos sandinistas que hoy están decepcionados de Ortega y su cúpula. El fraude ha permitido comenzar a construir un consenso nacional que incluye a todas esas fuerzas políticas y a muchos independientes que antes talvez decían: “No, aquí no nos metemos”, pero que hoy dicen: “No podemos permitir que Nicaragua regrese a los ochenta”.
¿Qué escenario cree más probable en la Asamblea?
Que se paralice por un tiempo. Que no se apruebe el presupuesto, ni leyes importantes para el desarrollo económico, ni créditos... Aquí va a haber una lucha de poder para ver quién consigue los 47 votos para ver qué leyes se pasan y quién elige a la junta directiva el 9 de enero.
¿Tiene la oposición los 47 votos?
Estamos en 45, nos faltan dos. Pero está el ex presidente Bolaños, que es miembro de la Asamblea aunque no ha querido ir, y podría ser uno... Podemos hacerlo. Estamos cerca.
¿Esperan entonces que algún sandinista vote con ustedes?
Entre sus 38 diputados hay uno o dos, o tres, con alguna probabilidad de apoyarnos en algunas leyes.
¿Va a ser esta la principal línea de estrategia contra Ortega?
No. Tenemos que agotar las vías legales en Nicaragua con el Consejo Supremo electoral (CSE). El jueves se vence el plazo para que resuelva los recursos interpuestos.
Ahí no tiene muchas esperanzas.
No sé... Tenemos que ver qué presión le podemos poner. Porque a medida que nosotros vamos enseñando los datos del fraude aumenta la presión. Y hay también otros recursos legales, en las cortes, que también están controladas por el Frente obviamente, pero tenemos que hacerlo. Después está lo que la gente pueda hacer en las calles, manifestaciones... Y a escala internacional, en Centroamérica, en la OEA, en Naciones Unidas...
¿Por qué cree que ningún organismo internacional ha sido tajante al referirse a lo sucedido? Nadie ha hablado de fraude.
El Centro Carter ha expresado preocupación... Cuando dos cancilleres dicen que tuvieron una reunión “franca y sincera”, en lenguaje diplomático eso quiere decir que hubo golpes, que fue complicada. Cuando el Centro Carter habla de “preocupación” y dice: “Le estamos dando seguimiento a los eventos en Nicaragua”, quiere decir: “Estamos de acuerdo en que hubo un fraude masivo. Vean qué hacen”.
Y la OEA ha sido aún más diplomática, pero cuando los embajadores de América Latina en la OEA, con la excepción de Venezuela, pero incluyendo a Bolivia y Paraguay, rechazan una resolución propuesta por Nicaragua para poner sanciones al secretario general por haber expresado su preocupación por el resultado electoral, quiere decir que están preocupadísimos por el fraude.
¿Qué espera que logre esa presión internacional?
Lo único que queremos es un recuento acta por acta para que la población sepa dónde ganó y dónde perdió cada uno. La gente antes decía: “¿De qué me sirve la democracia si no hay qué dar de comer a mis hijos?” Hoy en día la gente está diciendo: “¿De qué me sirve la democracia si voy a votar y no me respetan mi voto?” Yo quiero que la gente confíe en la democracia. Esa es la lucha. Esto no es por la Alcaldía de Managua.
El CSE inicialmente había accedido a ese recuento acta por acta.
Era una manipulación. Nos ofrecieron ir a las 10 de la noche para sentarnos a revisar las actas. Y nosotros les dijimos que el fraude no solo fue en Managua, que una verdadera revisión tenía que ser con observadores internacionales, y que tenía que ser a la luz del día: no somos criminales ni pandilleros para andar reuniéndonos de noche. Lo que ellos querían es que yo dijera: “Vemos Managua y el resto del país que quede en manos de Ortega”. Era un dulce envenenado.
¿Qué reacciones espera de los países centroamericanos?
Esperamos que los gobiernos de Centroamérica, los parlamentos, los partidos, la empresa privada de Centroamérica, digan: “No podemos tapar el sol con un dedo” y que no crean que lo que ocurre en Nicaragua no les afecta y miren a otro lado. Sí, les va a afectar.
Si no se revierte el resultado, ¿buscaría la presidencia en las próximas elecciones?
Es muy temprano para eso.
Pero, ¿volvería a participar en unas elecciones dentro de este sistema, que usted ha calificado de “fraudulento”?
En 2010 toca cambiar a los magistrados del CSE y tenemos que poner otros que sí estén comprometidos con la democracia. Y tenemos que ver cómo se cambian algunos aspectos de la ley electoral para beneficio de la democracia... Somos realistas y sabemos que para eso se necesita el voto del Frente Sandinista y no se va a conseguir, pero la alternativa es el caos, así que tenemos que enfocarnos en los cambios mínimos que se puedan hacer para encaminar el país hacia la democracia. Y yo correré si es lo que pide el pueblo.
¿Han considerado la opción que tomó la oposición en Venezuela, de no concurrir a comicios?
No, fue un error. Los espacios políticos no se ceden, y si usted habla con muchos venezolanos, hoy en día te dicen que el mayor error de la oposición fue no haber participado. O eres espectador o juegas. El riesgo es que te roben, como nos pasó a nosotros, pero ante la población nosotros no perdimos, ganamos.
¿Qué grado de culpa cree que tiene el liberalismo en esta descomposición institucional que se está dando en Nicaragua?
Las cúpulas, que han cerrado espacios, querido controlar y manipular las votaciones internas de los partidos, esas sí tienen la culpa. Pero todos hemos cometido errores y ahora debemos mirar hacia adelante. Este fraude, como les decía, nos ha permitido comenzar a construir un consenso en que esta lucha es más allá que simplemente entre sandinistas y no sandinistas: es una lucha entre orteguismo y antiorteguismo: es decir, entre aquellos que creemos en la democracia y aquellos que creen en el totalitarismo. Esto ya no es lucha entre derecha e izquierda.
Lo dice como si fuese la oportunidad de romper con toda una tradición política en Nicaragua, más allá del sandinismo...
Es exactamente lo que estoy diciendo. Esto nos ha permitido un nuevo reenfoque político en Nicaragua. Personas que antes por diferencias personales o por intereses partidarios estaban en lados opuestos, ya sea dentro del mismo partido o de diferentes ideologías, están diciendo hoy en Nicaragua que la prioridad no es qué partido gane o quién es el candidato, sino si preservamos la democracia o si regresamos a un régimen dinástico. Y creo que eso al final, con nuevos actores, con una visión global más amplia, con mejores relaciones, va a permitir posiblemente un salto cualitativo de la manera de hacer política en Nicaragua.
En su visita a El Salvador se ha reunido con el sector privado. ¿Cuál ha sido su petición hacia ellos? Porque hay muchos salvadoreños que tienen inversiones en Nicaragua...
Es importante que los inversionistas salvadoreños, en primer lugar, se mantengan unidos. Si algunos creen que cambios radicales de gobierno no les van a afectar se equivocan: les van a afectar. Y si creen que se pueden proteger, han de saber que tarde o temprano te alcanzan. En segundo lugar, han de saber que, a pesar de los riesgos, Nicaragua es un país atractivo para la inversión, complicado hoy en día por el tema mundial y político interno, pero se ha visto que la inversión a largo plazo es sumamente productiva en el país.
¿Qué mensaje les daría a los nicaragüenses de cara a unos nuevos comicios electorales, si se mantiene este panorama?
Si hay unas nuevas elecciones, como debería de haberlas, que no tengan miedo, que vayan a votar. El oficialismo trató de intimidar a la gente, pero en esta elección fue a votar más gente que en las presidenciales. El que debería de estar preocupado es don Daniel Ortega, porque él sacó 170,000 votos y Alexis Argüello sacó 200,000.
¿Insinúa que puede haber una renovación de liderazgo en el Frente Sandinista?
El problema es que Nicaragua no es un ring de boxeo.
http://laprensagrafica.com/index.php/el-salvador/politica/3951.html
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