Pedir a Funes "que defina con mayor precisión su programa de gobierno", es una simpleza, pues el candidato dirá lo que cree que sus interlocutores quieren oír.
El candidato de los comunistas, Funes, rehúsa que lo entrevistemos por una sola razón: que no nos dejamos dar atol con el dedo, que cuestionamos sus posturas y juzgamos su moral por conocer la calaña de los individuos que lo rodean de cerca, sus arrimados. Ha tenido el señor Funes el cuidado y olfato para rodearse de cínicos, canallas, sinvergüenzas, bagazos políticos y oportunistas. "Dime con quién andas…".
No solemos dar espacio a los que vienen a contarnos historias sin que las pongamos en tela de juicio y pidamos aclarar contradicciones o vacíos en lo que se dice. Hace un cuarto de siglo, Duarte prohibió a sus funcionarios dar declaraciones a EL DIARIO DE HOY, las que irresponsablemente se publicaban en otros medios. Pero el paso de los meses comprobó que las informaciones eran propaganda, que nada de lo ofrecido se cumplía. Eso permitió a nuestros lectores hacerse una imagen clara y veraz de la realidad nacional. Para informadores responsables no basta lo que alguien dice y promete, sino que debe aclarar cómo lo cumplirá.
Pedir a Funes "que defina con mayor precisión su programa de gobierno", es una simpleza, pues el candidato dirá lo que cree que sus interlocutores quieren oír. Si está frente a empresarios, les promete que va a respetar la propiedad, que les concederá créditos y que les dará todo su apoyo; en los pueblos despotrica a grandes voces ofreciendo combatir a los "oligarcas"; a empleados y personas de la clase media les insinúa que va a cancelar las deudas de las tarjetas "topadas", problema que él ha sufrido en carne propia; en las barriadas asume unas posturas y frente a estudiantes dice que sus cambios traerán grandes empleos para ellos. Pero los que venimos de vuelta y que durante años oímos a candidatos de todo color y laya pintar las maravillas que iban a lograr chasqueando los dedos, sabemos dos cosas: que muy poco de lo que diga Funes piensa cumplir y que además en el país se va a hacer lo que dispongan los verdaderos cabecillas del partido, los capitanes que mandan a los marineros. Y Funes es marinero en esa nomenklatura. Lo que esos capitanes piensan está definido con claridad en sus programas: establecer una dictadura socialista a la imagen y semejanza de Cuba y Venezuela.
Prometen créditos en medio de una crisis
Funes ya dejó entrever de dónde piensa sacar parte del dinero para realizar sus milagros: lo primero, a través de préstamos internacionales, los que la banda roja ha venido rechazando con el argumento de que el país está sobreendeudado. Le van a llover préstamos cuando hay una grave crisis de crédito a nivel mundial y teniendo además El Salvador los peores antecedentes de ser país que pide y recibe préstamos para que luego la Legislatura los rechace; lo segundo, recogerá dinero con una reforma fiscal "para combatir la evasión". En sus febriles cerebros, los rojos imaginan que la "oligarquía" tiene billones de dólares escondidos a los que les van a caer encima.
En estos planes chocan dos objetivos: reactivar la economía por una parte y elevar impuestos en medio de una crisis. En el peor momento para la economía, cuando los sectores productivos se esfuerzan y sacrifican para sobrevivir, se desataría la persecución por parte de los ignorantes y resentidos que acusan a los empresarios de crecer por obra de "privilegios".
http://elnarizonx.blogspot.com/
El candidato de los comunistas, Funes, rehúsa que lo entrevistemos por una sola razón: que no nos dejamos dar atol con el dedo, que cuestionamos sus posturas y juzgamos su moral por conocer la calaña de los individuos que lo rodean de cerca, sus arrimados. Ha tenido el señor Funes el cuidado y olfato para rodearse de cínicos, canallas, sinvergüenzas, bagazos políticos y oportunistas. "Dime con quién andas…".
No solemos dar espacio a los que vienen a contarnos historias sin que las pongamos en tela de juicio y pidamos aclarar contradicciones o vacíos en lo que se dice. Hace un cuarto de siglo, Duarte prohibió a sus funcionarios dar declaraciones a EL DIARIO DE HOY, las que irresponsablemente se publicaban en otros medios. Pero el paso de los meses comprobó que las informaciones eran propaganda, que nada de lo ofrecido se cumplía. Eso permitió a nuestros lectores hacerse una imagen clara y veraz de la realidad nacional. Para informadores responsables no basta lo que alguien dice y promete, sino que debe aclarar cómo lo cumplirá.
Pedir a Funes "que defina con mayor precisión su programa de gobierno", es una simpleza, pues el candidato dirá lo que cree que sus interlocutores quieren oír. Si está frente a empresarios, les promete que va a respetar la propiedad, que les concederá créditos y que les dará todo su apoyo; en los pueblos despotrica a grandes voces ofreciendo combatir a los "oligarcas"; a empleados y personas de la clase media les insinúa que va a cancelar las deudas de las tarjetas "topadas", problema que él ha sufrido en carne propia; en las barriadas asume unas posturas y frente a estudiantes dice que sus cambios traerán grandes empleos para ellos. Pero los que venimos de vuelta y que durante años oímos a candidatos de todo color y laya pintar las maravillas que iban a lograr chasqueando los dedos, sabemos dos cosas: que muy poco de lo que diga Funes piensa cumplir y que además en el país se va a hacer lo que dispongan los verdaderos cabecillas del partido, los capitanes que mandan a los marineros. Y Funes es marinero en esa nomenklatura. Lo que esos capitanes piensan está definido con claridad en sus programas: establecer una dictadura socialista a la imagen y semejanza de Cuba y Venezuela.
Prometen créditos en medio de una crisis
Funes ya dejó entrever de dónde piensa sacar parte del dinero para realizar sus milagros: lo primero, a través de préstamos internacionales, los que la banda roja ha venido rechazando con el argumento de que el país está sobreendeudado. Le van a llover préstamos cuando hay una grave crisis de crédito a nivel mundial y teniendo además El Salvador los peores antecedentes de ser país que pide y recibe préstamos para que luego la Legislatura los rechace; lo segundo, recogerá dinero con una reforma fiscal "para combatir la evasión". En sus febriles cerebros, los rojos imaginan que la "oligarquía" tiene billones de dólares escondidos a los que les van a caer encima.
En estos planes chocan dos objetivos: reactivar la economía por una parte y elevar impuestos en medio de una crisis. En el peor momento para la economía, cuando los sectores productivos se esfuerzan y sacrifican para sobrevivir, se desataría la persecución por parte de los ignorantes y resentidos que acusan a los empresarios de crecer por obra de "privilegios".
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