Doña Antonia Osuna viuda de Romero, de 78 años de edad, residente en la ciudad de Nejapa, se despertó muy temprano la mañana de aquel día a finales del pasado mes de noviembre.
Escrito por Geovani Galeas
Columnista de LA PRENSA GRÁFICA
Estaba por calentarse un café en el cuartito del humilde mesón en el que vive, cuando una vecina la llamó a gritos avisándole que en la televisión, en el programa de entrevistas de William Meléndez, en el canal 12, estaba hablando su hijo Mario, más conocido como “Tilo”.
Incrédula, porque ella no conocía ninguna razón que justificara que su hijo estuviera en la televisión, fue a cerciorarse personalmente al cuarto de su vecina. Unas semanas antes, yo le había mostrado a “Tilo”, en video, varios testimonios de testigos que vieron cómo su hermano menor, Amílcar, conocido como “Lucas” en las FPL, había sido asesinado por sus propios jefes guerrilleros a garrotazos en todo su cuerpo, en 1990, en un campamento insurgente ubicado en San Vicente.
“Tilo”, un obrero de la fábrica Corinca, que al igual que sus otros cuatro hermanos también fue militante de las FPL desde 1977, quiso saber más detalles del asesinato de “Lucas” y me pidió que lo llevara a los cantones de San Vicente, a conversar con los ex combatientes que conocieron y vieron morir a su hermano en medio de atroces torturas.
Fuimos en varias ocasiones y allá escuchó de viva voz cómo los mandos de las FPL habían matado a más de mil combatientes y colaboradores civiles, bajo las órdenes de Salvador Sánchez Cerén según todos los testimonios.
“Yo no voy a descansar ni un segundo hasta que Sánchez Cerén y Medardo González me expliquen por qué mataron a mi hermano y a tantos otros compañeros de esa forma tan cruel, y hasta que me digan dónde lo enterraron para ir a ponerle una cruz en su sepultura”, me dijo “Tilo”.Y a continuación agregó: “Mis otros tres hermanos murieron combatiendo y mi mamá cree que así murió también Amílcar. Si llega a saber esto se me puede morir porque ya está muy viejita y ha sufrido demasiado”.
Pero ese día doña Antonia, frente a la televisión, supo toda la verdad. Luego, leyó el libro Informe de una matanza. Grandeza y miseria en una guerrilla, y pidió hablar conmigo. Nos reunimos el pasado viernes, y me dijo: “Yo no sé de política, pero cuatro de mis hijos murieron en la guerrilla. Ya enterré a tres, y quiero que también Amílcar tenga cristiana sepultura. Yo no sé cómo hablar con ese señor Sánchez Cerén, pero quiero suplicarle a él que me diga dónde enterró a mi hijo y que me explique por qué me lo mataron de esa manera que lo hicieron sufrir tanto”.
“Yo ya fui a buscarlo a Sánchez Cerén, mamá, y no me quiso dar la cara y se anda escondiendo”, le dijo “Tilo”. Doña Antonia dijo entonces: “Pero ese señor tiene que tocarse el corazón, porque no le puede negar a una madre esa súplica que le hago. Yo no me quiero morir sin enterrar cristianamente a mi hijo. Eso es lo único que quiero porque la justicia la dejo en las manos de Dios”.
“Talvez a ella sí le hagan caso; vos tenés amigos periodistas, deciles que vengan a entrevistar a mi mamá”, me dijo “Tilo”. Y lo conseguí. Doña Antonia grabó ante las cámaras de televisión su súplica a Salvador Sánchez Cerén, la cual será pública la próxima semana.
¿Cuántos ruegos semejantes serán necesarios para que el candidato a la vicepresidencia de la república por el FMLN se conmueva, salga de su escondite y responda por fin a las familias de sus víctimas? (Más información en (www.centroamerica21,com)
http://www.laprensagrafica.com/index.php/opinion/editorial/17179.html
Escrito por Geovani Galeas
Columnista de LA PRENSA GRÁFICA
Estaba por calentarse un café en el cuartito del humilde mesón en el que vive, cuando una vecina la llamó a gritos avisándole que en la televisión, en el programa de entrevistas de William Meléndez, en el canal 12, estaba hablando su hijo Mario, más conocido como “Tilo”.
Incrédula, porque ella no conocía ninguna razón que justificara que su hijo estuviera en la televisión, fue a cerciorarse personalmente al cuarto de su vecina. Unas semanas antes, yo le había mostrado a “Tilo”, en video, varios testimonios de testigos que vieron cómo su hermano menor, Amílcar, conocido como “Lucas” en las FPL, había sido asesinado por sus propios jefes guerrilleros a garrotazos en todo su cuerpo, en 1990, en un campamento insurgente ubicado en San Vicente.
“Tilo”, un obrero de la fábrica Corinca, que al igual que sus otros cuatro hermanos también fue militante de las FPL desde 1977, quiso saber más detalles del asesinato de “Lucas” y me pidió que lo llevara a los cantones de San Vicente, a conversar con los ex combatientes que conocieron y vieron morir a su hermano en medio de atroces torturas.
Fuimos en varias ocasiones y allá escuchó de viva voz cómo los mandos de las FPL habían matado a más de mil combatientes y colaboradores civiles, bajo las órdenes de Salvador Sánchez Cerén según todos los testimonios.
“Yo no voy a descansar ni un segundo hasta que Sánchez Cerén y Medardo González me expliquen por qué mataron a mi hermano y a tantos otros compañeros de esa forma tan cruel, y hasta que me digan dónde lo enterraron para ir a ponerle una cruz en su sepultura”, me dijo “Tilo”.Y a continuación agregó: “Mis otros tres hermanos murieron combatiendo y mi mamá cree que así murió también Amílcar. Si llega a saber esto se me puede morir porque ya está muy viejita y ha sufrido demasiado”.
Pero ese día doña Antonia, frente a la televisión, supo toda la verdad. Luego, leyó el libro Informe de una matanza. Grandeza y miseria en una guerrilla, y pidió hablar conmigo. Nos reunimos el pasado viernes, y me dijo: “Yo no sé de política, pero cuatro de mis hijos murieron en la guerrilla. Ya enterré a tres, y quiero que también Amílcar tenga cristiana sepultura. Yo no sé cómo hablar con ese señor Sánchez Cerén, pero quiero suplicarle a él que me diga dónde enterró a mi hijo y que me explique por qué me lo mataron de esa manera que lo hicieron sufrir tanto”.
“Yo ya fui a buscarlo a Sánchez Cerén, mamá, y no me quiso dar la cara y se anda escondiendo”, le dijo “Tilo”. Doña Antonia dijo entonces: “Pero ese señor tiene que tocarse el corazón, porque no le puede negar a una madre esa súplica que le hago. Yo no me quiero morir sin enterrar cristianamente a mi hijo. Eso es lo único que quiero porque la justicia la dejo en las manos de Dios”.
“Talvez a ella sí le hagan caso; vos tenés amigos periodistas, deciles que vengan a entrevistar a mi mamá”, me dijo “Tilo”. Y lo conseguí. Doña Antonia grabó ante las cámaras de televisión su súplica a Salvador Sánchez Cerén, la cual será pública la próxima semana.
¿Cuántos ruegos semejantes serán necesarios para que el candidato a la vicepresidencia de la república por el FMLN se conmueva, salga de su escondite y responda por fin a las familias de sus víctimas? (Más información en (www.centroamerica21,com)
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1 comentario:
ME PARECE QUE EL SEÑOR CEREN ES UN PERRO SIN ESCRUPULOS Y SIN SENTIMIENTOS.... ASI COMO SUFRE ESTA MADRE ASI SUFREN MILES DE ELLAS POR NO SABER DE SUS FAMILIARES ASESINADOS POR ESTE SEÑOR EN EL TIEMPO DE LA GUERRA....
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