Paolo Lüers
Si no estás a favor del FMLN, ¿en qué te convierte esto en un país donde la única alternativa real, en términos electorales, al Frente es ARENA?¿En esta disyuntiva, no preferir al FMLN me convierte en derechista? No es tan simple. Más bien, es un asunto sumamente complejo. Yo digo que, aunque no apoyo al FMLN, sigo siendo de izquierda. Aunque por efectos prácticos y electorales, hoy por hoy, quien critica al FMLN, ayuda a ARENA.
¿Y qué culpa tengo yo de que no existe otra alternativa más allá de FMLN y ARENA? ¿Qué culpa tengo yo que no existe una opción de izquierda democrática?
¡Toda la culpa del mundo! La tengo que asumir, junto con toda la masa crítica que hemos salido del Frente y que no hemos sido capaces de construir una alternativa. Tiene razón la generación de nuestros hijos de criticarnos. Esto es nuestro pecado, hay que asumirlo, no que nos hayamos hecho de derecha. Nuestro pecado es no haber construido la alternativa al Frente, la izquierda democrática.
¿Este vacío me obliga a apoyar al FMLN, sólo para que no me digan derechista? ¡No way! Resulta que precisamente por haber sido de izquierda toda mi vida, no puedo estar en favor de que llegue al poder el Frente. Para mí, la izquierda ortodoxa, autoritaria e intolerante es el mayor obstáculo para el desarrollo de la izquierda democrática.
Me lo dice mi experiencia propia como parte de la izquierda antiautoritaria europea, que se enfrentó al mismo tiempo y con la misma radicalidad, en el histórico movimiento del 68, a la guerra gringa contra Vietnam y a la represión soviética contra la izquierda democrática en Praga. Me lo dice la historia de las izquierdas: O son plurales y democráticas, o se vuelven autoritarias y represivas. Esto fue así en la Rusia de Lenin como en la China de Mao. Esto es así en la Venezuela de Chávez y en la Nicaragua de Ortega, y estoy convencido que así será en un El Salvador gobernado por Funes y el FMLN.
¿Esta experiencia y esta convicción me vuelven derechista? No. Me confirman mi identidad de izquierda antiautoritaria.
Es cierto, si las opciones se reducen a FMLN y ARENA, prefiero en el poder al último. Un gobierno de ARENA será menos dañino, menos hostil, menos represivo para la izquierda democrática. Un quinto gobierno de ARENA no es nada deseable, pero nos deja más espacio para construir alternativas. Habrá que criticarlo, auditarlo y a lo mejor confrontarlo, desde el principio. Pero constituye menos peligro para la pluralidad, para la libertad, para la democracia. Los daños que causaría son reversibles. Los que causaría el FMLN, tal vez no.
Urge construir una oposición democrática capaz de sustituir a ARENA en el poder. Son los dirigentes del FMLN, que tienen 15 años de hacer todo lo posible para que en El Salvador no nazca una izquierda democrática. Detestan a la socialdemocracia, porque saben que es el antídoto a su idea del socialismo autoritario. Estando en el poder, harán aun más para evitar que nazca su competencia más peligrosa, la izquierda democrática.
Decir todo esto en público, y con argumentos de izquierda, es considerado traición por el FMLN. Para mí, es fidelidad con los principios de izquierda que me han movido desde las luchas antiautoritarias de 1968, cuando nos tocó enfrentar a las ortodoxias que estaban gobernando de ambos lados del Muro de Berlin. Es fidelidad con los principios que me han llevado a incorporarme a las filas rebeldes en El Salvador.
Los que somos de izquierda y no estamos con el FMLN, tenemos que pensar muy bien cómo actuar en esta coyuntura electoral. Hacer de avestruz, metiendo la cabeza en la arena para esperar que pase la tormenta, no es opción.
http://www.elsalvador.com/mwedh/nota/nota_opinion.asp?idCat=6342&idArt=3279728
Si no estás a favor del FMLN, ¿en qué te convierte esto en un país donde la única alternativa real, en términos electorales, al Frente es ARENA?¿En esta disyuntiva, no preferir al FMLN me convierte en derechista? No es tan simple. Más bien, es un asunto sumamente complejo. Yo digo que, aunque no apoyo al FMLN, sigo siendo de izquierda. Aunque por efectos prácticos y electorales, hoy por hoy, quien critica al FMLN, ayuda a ARENA.
¿Y qué culpa tengo yo de que no existe otra alternativa más allá de FMLN y ARENA? ¿Qué culpa tengo yo que no existe una opción de izquierda democrática?
¡Toda la culpa del mundo! La tengo que asumir, junto con toda la masa crítica que hemos salido del Frente y que no hemos sido capaces de construir una alternativa. Tiene razón la generación de nuestros hijos de criticarnos. Esto es nuestro pecado, hay que asumirlo, no que nos hayamos hecho de derecha. Nuestro pecado es no haber construido la alternativa al Frente, la izquierda democrática.
¿Este vacío me obliga a apoyar al FMLN, sólo para que no me digan derechista? ¡No way! Resulta que precisamente por haber sido de izquierda toda mi vida, no puedo estar en favor de que llegue al poder el Frente. Para mí, la izquierda ortodoxa, autoritaria e intolerante es el mayor obstáculo para el desarrollo de la izquierda democrática.
Me lo dice mi experiencia propia como parte de la izquierda antiautoritaria europea, que se enfrentó al mismo tiempo y con la misma radicalidad, en el histórico movimiento del 68, a la guerra gringa contra Vietnam y a la represión soviética contra la izquierda democrática en Praga. Me lo dice la historia de las izquierdas: O son plurales y democráticas, o se vuelven autoritarias y represivas. Esto fue así en la Rusia de Lenin como en la China de Mao. Esto es así en la Venezuela de Chávez y en la Nicaragua de Ortega, y estoy convencido que así será en un El Salvador gobernado por Funes y el FMLN.
¿Esta experiencia y esta convicción me vuelven derechista? No. Me confirman mi identidad de izquierda antiautoritaria.
Es cierto, si las opciones se reducen a FMLN y ARENA, prefiero en el poder al último. Un gobierno de ARENA será menos dañino, menos hostil, menos represivo para la izquierda democrática. Un quinto gobierno de ARENA no es nada deseable, pero nos deja más espacio para construir alternativas. Habrá que criticarlo, auditarlo y a lo mejor confrontarlo, desde el principio. Pero constituye menos peligro para la pluralidad, para la libertad, para la democracia. Los daños que causaría son reversibles. Los que causaría el FMLN, tal vez no.
Urge construir una oposición democrática capaz de sustituir a ARENA en el poder. Son los dirigentes del FMLN, que tienen 15 años de hacer todo lo posible para que en El Salvador no nazca una izquierda democrática. Detestan a la socialdemocracia, porque saben que es el antídoto a su idea del socialismo autoritario. Estando en el poder, harán aun más para evitar que nazca su competencia más peligrosa, la izquierda democrática.
Decir todo esto en público, y con argumentos de izquierda, es considerado traición por el FMLN. Para mí, es fidelidad con los principios de izquierda que me han movido desde las luchas antiautoritarias de 1968, cuando nos tocó enfrentar a las ortodoxias que estaban gobernando de ambos lados del Muro de Berlin. Es fidelidad con los principios que me han llevado a incorporarme a las filas rebeldes en El Salvador.
Los que somos de izquierda y no estamos con el FMLN, tenemos que pensar muy bien cómo actuar en esta coyuntura electoral. Hacer de avestruz, metiendo la cabeza en la arena para esperar que pase la tormenta, no es opción.
http://www.elsalvador.com/mwedh/nota/nota_opinion.asp?idCat=6342&idArt=3279728
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