Marvin Galeas*
Después del triunfo de la revolución, los sandinistas expropiaron el diario Novedades. En su lugar comenzó a salir "Barricada", órgano oficial del Frente Sandinista. El diario era dirigido por Carlos Fernando Chamorro Barrios, hijo de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, director mártir del diario La Prensa.
El asesinato de Pedro Joaquín provocó una indignación que se transformó en una insurrección que marcó el principio del fin de la dictadura. Carlos Fernando, su hijo mayor, educado en Estados Unidos, trató de imprimirle a Barricada cierto aire de objetividad, desenfado y frescura. Pese a que era un órgano oficial, Barricada estaba lejos de parecerse al aburrido Granma de los comunistas cubanos.
Después de que los sandinistas perdieran las elecciones, se armó todo un debate sobre el futuro de Barricada. A regañadientes los más radicales comandantes sandinistas aceptaron que el mencionado periódico dejara de ser órgano oficial y funcionara como una empresa privada, compitiendo limpiamente con los otros dos grandes periódicos: La Prensa y El Nuevo Diario.
Barricada cambió de logotipo. En lugar de un guerrillero disparando, apareció el sombrero de Sandino y una bandera nicaragüense, y en lugar de "Patria libre o morir" decía "Por los intereses nacionales". Fue por esos días cuando conocí a Carlos Fernando. Me contó entusiasmado sobre los avances del proyecto de transformación de la empresa.
Allí conocí a la extraordinaria periodista Sofía Montenegro. Ella dirigía Gente, que circulaba semanalmente como suplemento de Barricada. Entre los redactores de la revista estaban Mildred Largaespada, Pablo Cerna y Noel Irías. Todos ellos jóvenes recién graduados, talentosos y llenos de vida. Se declaraban de izquierda, pero no dogmáticos. Pablo solía decir que la misión de la izquierda era sitiar al poder hasta el fin, pero no tomarlo, porque al tomarlo todo se arruinaba.
Carlos Fernando, hablando del nuevo formato de Barricada, hablaba de balances informativos en la información y de incluir diferentes puntos de vista en las páginas editoriales. Pese a todo, Barricada mantenía una crítica constructiva hacia el nuevo gobierno. La presidenta era doña Violeta, ¡la mamá de Carlos Fernando!
Algunos de los comandantes, una camarilla encabezada por Daniel Ortega y su mujer Rosario Murillo, además del vergonzoso robo que fue "La Piñata", quería concentrar bajo su mando los medios de comunicación que habían sido del partido: radios, espacios de televisión y por supuesto Barricada.
Un día, de tristísima recordación para el periodismo, ese siniestro hombrecillo llamado Tomás Borge sacó a la fuerza a Carlos Fernando de Barricada. Los otros comandantes nombraron a Borge presidente de la junta directiva. Pusieron a dedo a Bayardo Arce como director. Quienes no sabían absolutamente nada de periodismo y de cómo administrar un periódico. En pocos meses el diario quebró y los comandantes se quedaron por un tiempo disputándose las migajas de lo que fue Barricada.
Carlos Fernando y Sofía rompieron con el FSLN y fundaron nuevos proyectos de periodismo independiente, entre ellos la prestigiosa revista Confidencial y el Centro de Investigación de la Comunicación. Muchos intelectuales y antiguos luchadores contra la dictadura de Somoza, como el poeta y sacerdote Ernesto Cardenal, los hermanos Mejía Godoy, Dora María Telles y el escritor Sergio Ramírez también se fueron.
Pero Daniel Ortega y su estrafalaria mujer, por medio de trinquetes y pactos retornaron al poder. Ahora están empeñados en construir una dictadura familiar, que ha clausurado partidos electorales, reprimido de manera violenta protestas cívicas, perseguido y acosado a prestigiosos intelectuales y ex militantes, como el mismo Ernesto Cardenal y Dora María. Ambos con gran autoridad moral.
Por estos días las baterías del binomio Ortega-Murillo apuntan contra Carlos Fernando y Sofía Montenegro. Se trata de una campaña de calumnias como nunca se había visto antes en Nicaragua. Los insultos son los mismos que hace Chávez y los chavistas de acá: agente de la CIA, vendepatrias, etc.
Ortega se presentó a las elecciones pasadas con camisa blanca, hablando de amor y de haber aprendido las lecciones del pasado. Dijo que le dieran una oportunidad y que respetaría la democracia. Mintió. Construye una corrupta dictadura familiar, mientras Nicaragua se hunde en la pobreza.
Nota. Para adquirir en Estados Unidos el libro Crónicas de Guerra: llamar a los teléfonos
Después del triunfo de la revolución, los sandinistas expropiaron el diario Novedades. En su lugar comenzó a salir "Barricada", órgano oficial del Frente Sandinista. El diario era dirigido por Carlos Fernando Chamorro Barrios, hijo de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, director mártir del diario La Prensa.
El asesinato de Pedro Joaquín provocó una indignación que se transformó en una insurrección que marcó el principio del fin de la dictadura. Carlos Fernando, su hijo mayor, educado en Estados Unidos, trató de imprimirle a Barricada cierto aire de objetividad, desenfado y frescura. Pese a que era un órgano oficial, Barricada estaba lejos de parecerse al aburrido Granma de los comunistas cubanos.
Después de que los sandinistas perdieran las elecciones, se armó todo un debate sobre el futuro de Barricada. A regañadientes los más radicales comandantes sandinistas aceptaron que el mencionado periódico dejara de ser órgano oficial y funcionara como una empresa privada, compitiendo limpiamente con los otros dos grandes periódicos: La Prensa y El Nuevo Diario.
Barricada cambió de logotipo. En lugar de un guerrillero disparando, apareció el sombrero de Sandino y una bandera nicaragüense, y en lugar de "Patria libre o morir" decía "Por los intereses nacionales". Fue por esos días cuando conocí a Carlos Fernando. Me contó entusiasmado sobre los avances del proyecto de transformación de la empresa.
Allí conocí a la extraordinaria periodista Sofía Montenegro. Ella dirigía Gente, que circulaba semanalmente como suplemento de Barricada. Entre los redactores de la revista estaban Mildred Largaespada, Pablo Cerna y Noel Irías. Todos ellos jóvenes recién graduados, talentosos y llenos de vida. Se declaraban de izquierda, pero no dogmáticos. Pablo solía decir que la misión de la izquierda era sitiar al poder hasta el fin, pero no tomarlo, porque al tomarlo todo se arruinaba.
Carlos Fernando, hablando del nuevo formato de Barricada, hablaba de balances informativos en la información y de incluir diferentes puntos de vista en las páginas editoriales. Pese a todo, Barricada mantenía una crítica constructiva hacia el nuevo gobierno. La presidenta era doña Violeta, ¡la mamá de Carlos Fernando!
Algunos de los comandantes, una camarilla encabezada por Daniel Ortega y su mujer Rosario Murillo, además del vergonzoso robo que fue "La Piñata", quería concentrar bajo su mando los medios de comunicación que habían sido del partido: radios, espacios de televisión y por supuesto Barricada.
Un día, de tristísima recordación para el periodismo, ese siniestro hombrecillo llamado Tomás Borge sacó a la fuerza a Carlos Fernando de Barricada. Los otros comandantes nombraron a Borge presidente de la junta directiva. Pusieron a dedo a Bayardo Arce como director. Quienes no sabían absolutamente nada de periodismo y de cómo administrar un periódico. En pocos meses el diario quebró y los comandantes se quedaron por un tiempo disputándose las migajas de lo que fue Barricada.
Carlos Fernando y Sofía rompieron con el FSLN y fundaron nuevos proyectos de periodismo independiente, entre ellos la prestigiosa revista Confidencial y el Centro de Investigación de la Comunicación. Muchos intelectuales y antiguos luchadores contra la dictadura de Somoza, como el poeta y sacerdote Ernesto Cardenal, los hermanos Mejía Godoy, Dora María Telles y el escritor Sergio Ramírez también se fueron.
Pero Daniel Ortega y su estrafalaria mujer, por medio de trinquetes y pactos retornaron al poder. Ahora están empeñados en construir una dictadura familiar, que ha clausurado partidos electorales, reprimido de manera violenta protestas cívicas, perseguido y acosado a prestigiosos intelectuales y ex militantes, como el mismo Ernesto Cardenal y Dora María. Ambos con gran autoridad moral.
Por estos días las baterías del binomio Ortega-Murillo apuntan contra Carlos Fernando y Sofía Montenegro. Se trata de una campaña de calumnias como nunca se había visto antes en Nicaragua. Los insultos son los mismos que hace Chávez y los chavistas de acá: agente de la CIA, vendepatrias, etc.
Ortega se presentó a las elecciones pasadas con camisa blanca, hablando de amor y de haber aprendido las lecciones del pasado. Dijo que le dieran una oportunidad y que respetaría la democracia. Mintió. Construye una corrupta dictadura familiar, mientras Nicaragua se hunde en la pobreza.
Nota. Para adquirir en Estados Unidos el libro Crónicas de Guerra: llamar a los teléfonos
703 8688262 y 703 7528660 en San Salvador 25337679.
http://www.elsalvador.com/mwedh/nota/nota_opinion.asp?idCat=6342&idArt=2898100
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