Lo de las contradicciones entre el candidato y el partido son puras mentiras. Es una descarada puesta en escena. Los dirigentes del partido le hablan a las bases, al voto duro. El candidato le habla a los indecisos y a los que por diversas razones están enojados con ARENA. Diferentes posiciones, pero el mismo juego. Uno lo hace de defensa y el otro de volante. Pero el objetivo es el mismo.
De ganar el FMLN se hará lo que el partido diga y punto. Y el candidato está de acuerdo con eso. Sus declaraciones enojadas ante la prensa, diciendo lo contrario nada valen. Viniendo del partido, todo lo acepta y nada rechaza. Él no escribió ni una tilde, ni una jota en el plan de gobierno. Sus amigos no son candidatos a nada y no toman ninguna decisión en la campaña. Nada. Cero.
Desde el momento en que aceptó ser candidato e inscribirse en un partido socialista y revolucionario, Funes asume en paquete, y sin rechistar, todos los principios y objetivos históricos. Recuerden la frase lapidaria de Ramiro: "El partido no es plural, ni debe serlo". ¿Y cuáles son esos principios y esos objetivos? Pues convertir al país en un Estado socialista, unirse al ALBA, formar parte del proyecto bolivariano chavista en contra de los Estados Unidos… "el imperio".
Cuando tú vayas a votar por la bandera del FMLN, ten por seguro que no estarás votando por las ambivalencias del candidato, sino por el programa histórico de ese partido. Si te gusta eso, es cosa tuya. Pero si crees que estarás votando por la esperanza, el nuevo amanecer, los ríos de leche y miel, el respeto al Estado de Derecho, la libre empresa, la prosperidad, la amistad con los Estados Unidos, los tratados de libre comercio, estás confundido. Para salir de la confusión y no caer en la trampa, te propongo un método.
Fíjate en lo que dicen y en lo que hacen, porque en lo que dicen está la mentira y en lo que hacen la verdad. Veamos: dicen que son respetuosos y tolerantes y en sus publicaciones, lo que hacen es insultar y calumniar. Dicen que quieren relaciones de respeto con Estados Unidos y lo que hacen es quemar su bandera y aliarse con sus enemigos. Dicen que no serán parte del proyecto bolivariano y lo que hacen es aplaudir los exabruptos y las arbitrariedades de Chávez. Y no sólo eso, sino que hacen alarde con el dinero que éste les envía.
No hay contradicción, pues, entre el candidato y el partido. La contradicción contundente está entre sus palabras y acciones. No vale la pena, pues, discutir si las propuestas del candidato son buenas o malas. El problema es que tales propuestas son falsas. Como falsas fueron las propuestas de Hugo Chávez y Daniel Ortega cuando eran candidatos. Es el mismo esquema: durante la campaña, mentir, simular, decir que son lo que no son. Y ya en el poder hacer todo lo contrario.
Qué pasaría si en sus mensajes publicitarios y en el discurso de su candidato, le dijeran al electorado lo que realmente quieren para nuestro país, es decir lo que plantean sus dirigentes y sus documentos históricos. Pasaría que estarían abajo, muy abajo, en las encuestas y al final perderían como perdieron todas las elecciones presidenciales pasadas. Muy pocos votarían por convertir a El Salvador en un país socialista, revolucionario y chavista.
Las encuestas demuestran que el FMLN no levanta más allá de su voto duro. El truco es mostrar al candidato como un David moderado que se opone a un Goliat radical y que la gente, engañada, vote por el candidato y no por el partido. Toda una estafa. Debemos reflexionar muy bien en torno a la decisión que tendremos que tomar dentro de unos pocos meses. Esta vez no es como hace cinco años cuando el candidato del FMLN, de manera coherente con su partido, hablaba claramente de su propuesta.
Hoy ese mismo partido, sin cambiar un ápice en sus objetivos, fichó a un candidato "de fuera". Y como parte del "teatrillo" el candidato habla de un modo para los indecisos, mientras los que verdaderamente mandan dicen otras cosas a los del voto duro.
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