miércoles, 19 de noviembre de 2008

Quijano, Zablah, muchos más

Por Roberto López-Geissmann*

La evaluación sobre a quién conviene darle nuestro voto, si queremos racionalizarla ordenadamente, debiera pasar como mínimo por tres reflexiones obligadas:

1. El partido.

*Cuál es su ideología, sus principios, su doctrina y valores. Su discurso político formal.

*Si a través del tiempo ha sido fiel a los mismos o los ha cambiado. ¿Los ha mejorado?

*Sus actuaciones, a través de las cuotas de poder que ha tenido. O si nunca ha gobernado.

*Internamente: cómo está organizado, existen manejos ocultos, sus líderes no cambian…

2. El candidato.

*Personalmente: si es una persona íntegra, con experiencia de ejecutorias positivas, etc.

*Si su carácter posee las características de estabilidad y confianza que el cargo requiere.

*Posee la especial calidad de poder conformar equipo y tender puentes hacia la sociedad.

3. El equipo que pueda acompañarlo.

*Tiene la credibilidad para ser aceptado por importantes, capaces y variados sectores.

*Estará dispuesto a conformar un plan de gobierno oportuno, serio y practicable.

*Podrá conformar su equipo con algunos de los mejores hombres que tiene el país.

Amigo lector, repase usted detenidamente los numerales y los puntos anteriores, meramente como una guía, y vaya sustanciando cada uno de ellos con los contenidos más objetivos y honestos que usted mismo (no consulte a nadie, más que a su corazón y su conciencia) les dé. Es claro que el "vaciado" tendrá que ser de los partidos FMLN y ARENA. Hágalo, y ahora sí, consulte a Dios.

Compartiendo una reflexión.

Desde hace años vengo llamando a que la derecha se atreva a presentar un gabinete abierto, que se conozcan desde ya a los más importantes puestos de Gobierno, no sólo ministros y vices, sino ejecutivos de autónomas, algunos altos directores, asesores, embajadores, etc., y por las condiciones actuales en esta ocasión, es todavía más recomendable. La razón principal sería mostrar por contraste la abrumadora diferencia que puede constituir un gabinete de un signo y el del otro.

Ahora tenemos a un candidato a alcalde de San Salvador que es absolutamente incomparable, con todo el respeto humano que se le pueda tener a la otra opción, y con unos programas y actuaciones como nunca se habían realizado ni presentado. A Norman Quijano sólo lo puede vencer el odio y el más feroz fanatismo; su figura crece día con día y es una muestra de escoger bien.

Pero igualmente es visionario y exitoso el que Arturo Zablah sea compañero de fórmula del Ing. Ávila, atraído, admitido y bien llevado con éste, siendo así el ejemplo más claro de lo que podríamos esperar con un equipo de personas capaces, honestas y luchadoras sin parangón.

*Lic. en Ciencias Políticas.

http://www.elsalvador.com/mwedh/nota/nota_opinion.asp?idCat=6342&idArt=3039037

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