viernes, 14 de noviembre de 2008

Violencia e intimidaciones ante una pasiva derecha


De llegar los rojos al poder, la mayoría de la gente quedará sin trabajo, los negocios irán cayendo en bancarrota, el comercio y la inversión se paralizará

Oficialmente la campaña electoral inicia hoy, aunque desde hace un año todos los partidos han realizado proselitismo, propaganda, mítines y visitas casa por casa. Los rojos, sempiternos conspiradores, llevan, al lado de lo visible y lícito, diversas maniobras y operativos, como se vio el fin de semana con las quemas de llantas, la agresión a una caravana de ARENA, el reclutamiento de mareros en Soyapango para formar grupos de intimidación y de choque, todo sumado a la porquería que vierten en blogs y portales de la Internet.

Aquí y en otros países, los comunistas y sus aliados externos mantienen la tarea de acosar, difamar y perseguir. Para ensuciar la imagen del actual gobierno, grupos de "derechos humanos" han presentado acusaciones en España contra el expresidente Cristiani y varios militares por una supuesta autoría intelectual en la muerte de seis jesuitas de la UCA en plena ofensiva terrorista.

Esto último debe abrir los ojos a todos los militares salvadoreños, en activo o en retiro, sobre la clase de persecución que vendrá contra ellos si la banda roja gana las elecciones en el 2009. Ni olvidan ni perdonan ni aprenden.

En semejante escenario es grave que la derecha, que incluye al partido en el gobierno, al PDC y al PCN, pero además y por encima al sector productivo, grupos ciudadanos y personas, no denuncie ante la población, con fuerza y elocuencia, lo que proyectan perpetrar los comunistas y la magnitud de la catástrofe que sobrevendría en todos los órdenes de la vida nacional.

La primera víctima será, o comenzó a ser desde hace unos años, la seguridad jurídica, el imperio de la ley. Por definición los comunistas rechazan la moral, "las instituciones burguesas", la ley como fruto de la razón y de la moral, las jerarquías de cualquier naturaleza (culturales, sociales, éticas), las tradiciones y las buenas costumbres, lo que es decente y honesto. La banda en el poder emprendería el desmantelamiento sistemático del entramado legal y moral de la nación precipitándonos, como ha sucedido en Cuba y en Venezuela, en lo criminalmente arbitrario.

Hay que jubilar a Madre Teresa

Las consecuencias de un hecho tan cataclismal, de horror, sobre el empleo, la vida de las familias, la seguridad en nuestras calles y barriadas, nuestras libertades, son inimaginables pero predecibles. La mayoría de la gente quedará sin trabajo, los negocios irán cayendo en bancarrota, el comercio y la inversión se paralizará. Los comunistas desde ya acusan a las empresas cuyos activos son más que canastos en la acera, de prosperar por obra de "privilegios"; en su afán de suprimir y averiguar de los privilegios, empujarían al país a la quiebra económica.

Este escenario no lo acaba de comprender la opinión pública porque no se está exponiendo con la contundencia que merece. Y no se está diciendo porque la actual campaña no pasa de denunciar "abusos", ofrecer "créditos" y hablar de "más justicia". Como si anticipando un terremoto de enormes proporciones a los ciudadanos les recomendaran comprar tarritos de mentolatum.

Hay un síndrome de Madre Teresa que articula las campañas políticas de la derecha y en particular del gobierno. Lo propositivo y frasecitas de turrón versus lo combativo y esclarecedor. Esto mientras en muchas poblaciones del país se organizan matones y se intimida a vecindarios vía comités bolivarianos pagados con dinero chavista.

http://www.elsalvador.com/mwedh/nota/nota_opinion.asp?idCat=6342&idArt=3021711

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