Evangelina del Pilar de Sol*
"Regalos" de despectivos insultos, son enviados por la Internet por obvios militantes y simpatizantes del FMLN, a los columnistas que "osamos" dar a conocer que su partido es "comunista-marxista-leninista y ahora chavista", tal cual es, y esto no es ningún secreto que no veo por qué ocultar, cuando lo justo para la ciudadanía es hacerle saber que si éste ganara las elecciones, el real cambio que pretende es que dicha doctrina regirá nuestra patria.
Decenas de linduras de regalos me fueron enviados respondiendo un ar- tículo mío que exponía cómo, tan peligrosa doctrina, pende como "espada de Damocles" sobre nuestras cabezas, porque tal sistema sólo aporta más pobreza a los pueblos. En Cuba, mientras la población permanece sumida desde hace décadas en la más profunda miseria, su autoritario verdugo, Fidel Castro, es el único allí al que el comunismo ha llevado a ser uno de los hombres más ricos del mundo. Esto igualmente sucede "allí nomás", en Nicaragua. Ambos países "verdaderos paraísos de progreso y esplendor". China comunista finalmente entendió y recurrió al sistema capitalista, que le ha generado los avances alcanzados. Cierto día leí un trabajo filosófico que "fotografía" mi sentir ante esos "regalos".
Siguiendo ese pensamiento, puedo asegurarles a estas furibundas personas que los seres humanos recibimos de la vida la libertad de amargarnos o ser felices.
Yo estoy segura que todos ustedes, cuando alguien les envía algo que no quieren, por ese precioso derecho de libertad, deciden si recibirlo o no. Por lógica supongo que no. Pues igual yo. Cuando alguien pretende ofenderme diciéndome cosas desagradables es que me está ofreciendo "algo". En mi caso, ese "algo" que me ofrendan en despectivos escritos, plagados de rabia, odio, resentimiento y rencor, puedo decidir no aceptarlos.
Aclarando, y así de simple: Ustedes me ofrecen "SU" rencor, desprecio, odio, rabia, y si ofendiéndome por ellos, me pongo furiosa, significa que los acepto. Pero yo, apreciables lectores, agradeciéndoles su gentileza --y dicho sea de paso, el notable interés que les causa mi columna--, prefiero mil veces más, obsequiarme personalmente mi propio sosiego y tranquilidad, porque la rabia de ustedes pasará, pero no será dejándola conmigo, porque "se me resbala", no me interesa, se las devuelvo.
Es imposible para mí controlar qué emociones llevan ustedes en su corazón, pero, definitivamente yo decido cuáles ponerle al mío. En la vida podemos escoger qué sentimientos llevar dentro nuestro, y sea cual sea esa escogencia, éstos pueden quedarse allí para siempre o pueden cambiarse si así lo decidimos, porque nuestra LIBERTAD es tan extraordinariamente enorme que tenemos hasta la opción, como dije, de amargarnos o ser felices. Yo opto por lo segundo y siento tanto que ustedes opten por lo primero.
Existe un sabio consejo, que talvez pueda servirles a ustedes para cultivarse, aunque sea un "poquitito": "Las ideas se combaten con ideas, no personalizando". Pero, para el iliterato, cuando no encuentra argumentos valederos para rebatir realidades, recurre al insulto. En el caso de mi artículo, talvez debieron mejor argumentar las "bondades" del comunismo, pero, obviamente, ante su inexistencia, recurrir al rabioso insulto resultaba imprescindible.
Por otro lado también siento tanto que ustedes, cuando despierten de su sueño, como un día hicieron nuestros desafortunados ancestros indígenas, hipnotizados por los deslumbrantes destellos de maravillosas "lucecitas" que lanzaban los espejitos de sus conquistadores, tendrán que quedarse prisioneros aquí irremediablemente, porque habrán perdido hasta lo más preciado que posee todo individuo después de la vida, su LIBERTAD.
En cambio yo, si entrara el comunismo y quisiera largarme puedo hacerlo. Ya antes, con mi familia lo hicimos, cuando la reforma agraria nos quitó todo lo material, dejándonos absolutamente en la calle.
Pero, salir adelante poseyendo escasa inteligencia y gran incultura, es "pedirle peras al olmo".
*Columnista de El Diario de Hoy.
http://www.elsalvador.com/mwedh/nota/nota_opinion.asp?idCat=6342&idArt=2976245
"Regalos" de despectivos insultos, son enviados por la Internet por obvios militantes y simpatizantes del FMLN, a los columnistas que "osamos" dar a conocer que su partido es "comunista-marxista-leninista y ahora chavista", tal cual es, y esto no es ningún secreto que no veo por qué ocultar, cuando lo justo para la ciudadanía es hacerle saber que si éste ganara las elecciones, el real cambio que pretende es que dicha doctrina regirá nuestra patria.
Decenas de linduras de regalos me fueron enviados respondiendo un ar- tículo mío que exponía cómo, tan peligrosa doctrina, pende como "espada de Damocles" sobre nuestras cabezas, porque tal sistema sólo aporta más pobreza a los pueblos. En Cuba, mientras la población permanece sumida desde hace décadas en la más profunda miseria, su autoritario verdugo, Fidel Castro, es el único allí al que el comunismo ha llevado a ser uno de los hombres más ricos del mundo. Esto igualmente sucede "allí nomás", en Nicaragua. Ambos países "verdaderos paraísos de progreso y esplendor". China comunista finalmente entendió y recurrió al sistema capitalista, que le ha generado los avances alcanzados. Cierto día leí un trabajo filosófico que "fotografía" mi sentir ante esos "regalos".
Siguiendo ese pensamiento, puedo asegurarles a estas furibundas personas que los seres humanos recibimos de la vida la libertad de amargarnos o ser felices.
Yo estoy segura que todos ustedes, cuando alguien les envía algo que no quieren, por ese precioso derecho de libertad, deciden si recibirlo o no. Por lógica supongo que no. Pues igual yo. Cuando alguien pretende ofenderme diciéndome cosas desagradables es que me está ofreciendo "algo". En mi caso, ese "algo" que me ofrendan en despectivos escritos, plagados de rabia, odio, resentimiento y rencor, puedo decidir no aceptarlos.
Aclarando, y así de simple: Ustedes me ofrecen "SU" rencor, desprecio, odio, rabia, y si ofendiéndome por ellos, me pongo furiosa, significa que los acepto. Pero yo, apreciables lectores, agradeciéndoles su gentileza --y dicho sea de paso, el notable interés que les causa mi columna--, prefiero mil veces más, obsequiarme personalmente mi propio sosiego y tranquilidad, porque la rabia de ustedes pasará, pero no será dejándola conmigo, porque "se me resbala", no me interesa, se las devuelvo.
Es imposible para mí controlar qué emociones llevan ustedes en su corazón, pero, definitivamente yo decido cuáles ponerle al mío. En la vida podemos escoger qué sentimientos llevar dentro nuestro, y sea cual sea esa escogencia, éstos pueden quedarse allí para siempre o pueden cambiarse si así lo decidimos, porque nuestra LIBERTAD es tan extraordinariamente enorme que tenemos hasta la opción, como dije, de amargarnos o ser felices. Yo opto por lo segundo y siento tanto que ustedes opten por lo primero.
Existe un sabio consejo, que talvez pueda servirles a ustedes para cultivarse, aunque sea un "poquitito": "Las ideas se combaten con ideas, no personalizando". Pero, para el iliterato, cuando no encuentra argumentos valederos para rebatir realidades, recurre al insulto. En el caso de mi artículo, talvez debieron mejor argumentar las "bondades" del comunismo, pero, obviamente, ante su inexistencia, recurrir al rabioso insulto resultaba imprescindible.
Por otro lado también siento tanto que ustedes, cuando despierten de su sueño, como un día hicieron nuestros desafortunados ancestros indígenas, hipnotizados por los deslumbrantes destellos de maravillosas "lucecitas" que lanzaban los espejitos de sus conquistadores, tendrán que quedarse prisioneros aquí irremediablemente, porque habrán perdido hasta lo más preciado que posee todo individuo después de la vida, su LIBERTAD.
En cambio yo, si entrara el comunismo y quisiera largarme puedo hacerlo. Ya antes, con mi familia lo hicimos, cuando la reforma agraria nos quitó todo lo material, dejándonos absolutamente en la calle.
Pero, salir adelante poseyendo escasa inteligencia y gran incultura, es "pedirle peras al olmo".
*Columnista de El Diario de Hoy.
http://www.elsalvador.com/mwedh/nota/nota_opinion.asp?idCat=6342&idArt=2976245
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